sábado, 24 de agosto de 2019

HACIENDA LA SEIBA


Inicialmente adquirida, en 1712, por el capitán don Antonio Ramírez de Arellano y por el maestre de campo don Antonio Rodríguez de Taboada, por remate público de tierras realengas compuestas por los mismos. En esta composición estaban comprendidas las tierras de lo que sería la hacienda de Jaguay Negro (Piura) y la hacienda La Seiba (Loja). En el año 1752, el heredero de don Antonio Rodríguez de Taboada, el alférez real don Juan Gerbacio Rodríguez de Taboada y Céspedes, vende al convento de Predicadores del Santísimo Sacramento de la ciudad de Loja, representado por Fray Gregorio Duarte. En el año 1756, El convento mencionado y por medio del mismo fraile, vende la parte de la hacienda que se ubica en la jurisdicción de Piura, conocida como Jaguay Negro, mientras que el treinta de abril de 1758, el mismo fray Gregorio Duarte vende la parte que quedaba de la hacienda, conocida desde entonces como La Seiba, que corresponde a las tierras ubicadas en la jurisdicción de Loja, el comprador es el Maestre de Campo don Manuel Ramírez de Arellano, según “instrumento dado ante el teniente de esta provincia don Jacinto Ramírez aprobada por el gobierno de Loja el 20 de junio de 1758”.
En el año 1799, en un auto fechado en Loja el once de marzo, doña Joaquina Ramírez “dueña de la hacienda de la Seiba” da cuenta de la participación de la mencionada doña Joaquina en un litigio por invasión de sus tierras, en el sitio de Pilares, por parte de los herederos de Jaguay Negro: “Visto el expediente promovido por doña Joaquina Ramírez, poseedora de la hacienda La Seiba, en términos del pueblo de Celica, jurisdicción de este gobierno, calificando el despojo que en las tierras del sitio de Pilares, adyacentes a dicha hacienda …”. En un decreto del escribano público y juez comisionado, don José Mariano de Araus, dado en Zapotillo el cinco de diciembre de 1799, se dá por presentada la petición de don Manuel Ramírez de Arellano “marido y conjunta persona de doña Joaquina Ramírez, dueño legítimo de la hacienda La Seiba”. “[…] para que en ningún tiempo padezca defecto de nulidad, por no constar en los autos la venia y licencia que le tuve conferida para que defendiese sus propios derechos, como dueño legítimo de la hacienda, para obviar este inconveniente, desde luego le confiero y comunico la dicha licencia en toda forma de derecho, el cual mediante -a Vuesa Merced pido y suplico se sirva mandar acumular a los autos este pedimento”. En este litigio, es amparado el derecho de doña Joaquina y el siete de diciembre de 1799 se procede a dar posesión y amparo dado en la bocana de la quebrada de Pilares, por medio de su hijo legítimo, de primer matrimonio, don Bernabé Duarte y Ramírez.
Creemos que don Bernabé Duarte y Ramírez, casado después con doña María Felipa Acosta Baldés, en hermano de doña Narcisa Duarte y Ramírez, hijos de don Mariano Duarte y doña Joaquina Ramírez, los mismos padres que aparecen en dos registros de bautismo asentados en la parroquia de Querecotillo: Mariano Duarte y Ramírez, en 1783, en la capilla de Chocán y José Fructuoso, en 1784, en la capilla de la Solana. Doña Joaquina se casa, por segunda vez, con don Manuel Ramírez de Arellano, parece que en 1787, según un registro del nueve de diciembre, en Zapotillo. Doña Joaquina, fallece en 1806, se registra el acto en la parroquia de Celica anexo del Zapotillo, viuda de más de cincuenta años, fueron testigos, don Calisto Ramírez (hijo de don Manuel) y Manuel Baldés (cuñado de don Manuel).

No hay comentarios:

Publicar un comentario