Don Manuel Besada y
Vilariño, fue casado con doña Petronila Baldés de Montenegro y Calderón del
Castillo, hija de don Francisco Baldés de Montenegro y Mendieta y de doña
Cornelia Calderón del Castillo y de la Mara. Doña Petronila fue hermana de doña
Marciana, la madre de don Francisco Ramírez y Baldés.
Don Manuel Besada, en su “pedimento
de licencia” para casarse con doña Petronila, presentado en marzo de 1781 en el
pueblo de San Lucas de Colán, ante el Sr. Vicario y Juez Eclesiástico; y ante
el obispo de Trujillo, dice ser “Manuel Besada, natural de Tui, ciudad del
Reyno de Galicia y actual guarda de la Administración del Puerto de Payta, hijo
lexítimo de Dn. Joseph Besada y de Da. María Antonia Vilariño.”
En aquellos tiempos para que
un español pueda contraer matrimonio en “las Indias”, tenía que dar pruebas de
su soltería y libertad; para lo cual debían presentar tres testigos que den fe
de ello. Con este fin en el pueblo de San Lucas de Colán, ante el Notario
Santiago Coronado y ante don Juan Ignacio de Gorrichategui examinador sinodal,
cura vicario y juez eclesiástico y de idolatrías de las doctrinas de Paita,
Colán y sus partidos, presentó como testigos de su soltería y libertad para
contraer matrimonio, a don Manuel Nicolás de Casal “natural de la Ciudad de
Tui del Reyno de Galicia, en la Europa”, a don Ángelo Marcelo Ortiz, “natural
del Puerto de Cádiz” y a don Agustín de Zereseda y Murga “natural de la
Ciudad de Lima”. El promotor fiscal José Cleto Gamboa y luego el obispo de
Trujillo consideraron insuficiente la información presentada, especialmente la
dada por los dos últimos testigos, porque ésta no les consta y por el corto
tiempo de dos o menos años de conocerse, para subsanar el impase, presentó como
nuevos testigos a don Manuel Fernández natural de Tui, a don Jacobo Soneira de Seijas natural de la
Parroquia de Santa Cruz de Montaos correspondiente al arzobispado de Santiago
de Galicia; y una vez más fue rechazado su pedido y tuvo que comparecer él
mismo para absolver las contradicciones observadas en los testigos, cosa que
hizo el 18 de mayo del mismo año 1781, en la ciudad de Trujillo del Perú, ante
el obispo Baltazar Jaime Martínez Compañón y ante en Escribano de Su Majestad y
Escribano Público don Antonio del Solar ante quienes jura decir la verdad; y dijo que es natural de
la ciudad de Tui, en el Reyno de Galicia, de treinta años de edad, que de ésta
su patria salió a fines del año de setenta y tres en derechura a Cádiz en donde
se mantuvo viajando a Sevilla el tiempo de seis años poco más o menos y que de
Cádiz vino a las Indias, por el Cabo de Hornos en el navío conocido como San
José y las Ánimas en derechura al puerto del Callao. Declara también que vivió
tres meses y días en ciudad de Lima en la casa del capitán de otra embarcación
en compañía de varias personas, entre ellas don Manuel Casal y don Manuel
Fernández, de aquí junto con don Manuel Casal, ya nombrado, el año setenta y
nueve pasaron como empleados de la Real Administración de Paita, en cuyo
ejercicio se mantienen hasta la fecha. También declaró, desde luego, que era
soltero y libre de contraer matrimonio.
Finalmente, el 22 de mayo
de 1781, obtiene la licencia para contraer matrimonio, firmada por “el
Ilustrísimo Sr. Dr. Dn. Baltazar Jaime Martínez Compañón, Obispo de esta
Diócesis de Trujillo, del Consejo de Su Magestad”.
El matrimonio se celebró el
12 de agosto de 1781 en la capilla San Francisco Javier de Querecotillo, por el
presbítero José Santiago Incháustegui teniente de cura del lugar, fueron
testigos don Mariano Duarte y don Manuel Ramírez. En abril de 1786 recibe la
dote de doña Petronila por mil setenta y seis pesos y dos reales, según recibo
firmado a don Francisco Baldés de Montenegro.
Don Manuel y doña Petronila
tienen los siguientes hijos:
A. María Micaela Besada y Baldés
B. Juliana Besada y Baldés
C. Juana Besada y Baldés
Adquiere la hacienda
Malingas en 1787, “que fue de las Reverendas Madres Carmelitas del
Monasterio de la ciudad de Trujillo, por Real Venta que de ella me hizo el
apoderado general de dichas Reverendas Madres de esta ciudad, el familiar del número y Alguacil Mayor del
Santo Oficio Don Esteban Martín de Blas y Fernández y con intervención de las
dichas Reverendas Madres como consta de la Escriptura Jurídica que está en el
Protocolo de dicho año y del cargo del Escribano Real Don José Miguel de
Zavala, en cantidad de quine mil pesos que reconoce a favor de dichas
Reverendas Madres y demás Capellanes interesados.”
El día seis de enero de
1795, es trágico para la familia Besada Baldés, pues este día don Manuel, que
en ese entonces era Teniente de Dragones de la Compañía de Milicias
Disciplinadas de Tambogrande, es apuñalado en la puerta de la iglesia del
pueblo a la que asistió con su esposa Petronila a oír misa. Producto de la
herida, falleció en su hacienda nueve días después. En el mismo suceso también
fue herido el Sargento Primero de Dragones de la misma compañía, quien también
falleció poco después que don Manuel Besada. El agresor, considerado soldado de
la misma compañía inicialmente fue juzgado por el fuero militar; luego se
comprobó que no estaba alistado cuando sucedieron los hechos y desde Lima el
Virrey ordenó nuevo proceso en la justicia ordinaria. El 17 de agosto de 1795 fue
sentenciado a 4 años destierro a Maynas para que sirva sin sueldo en obras
públicas. La sentencia fue dada por don Vicente de Seminario y Torres, Alcalde
Ordinario de Primer Voto y Justicia Mayor por ausencia del Sub delegado. El
mismo alcalde envía en consulta el fallo a Lima al Fiscal y oidores de la Sala
del Crimen. El 19 de diciembre de 1795, el Fiscal del Crimen de Lima responde
ordenando revocar la sentencia mandando que todas las actuaciones se
rectifiquen por el Juez de la Causa y proceda a pronunciar nueva sentencia. También
opina que le correspondería la pena de muerte. Hasta el año 1803, está abierta
la causa ya que de Lima se pide información al Sub delegado de Piura sobre si
el acusado aún vive; la respuesta es que falleció y fue sepultado el 12 de
junio de 1799.
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